Uno de los componentes de mi proyecto De Archivos y Redes es la Red de Arte y Archivos, aquí documentada, que incluye talleres, conferencias y el grupo Taller de Memoria y Archivo en FB Taller de Arte, Memoria y Archivo que cuenta con 1754 miembros y lo administramos Brenda Caro Cocotle y yo.

El objetivo de la Red es reunir y compartir información sobre arte y archivo, desde obras artísticas basadas en archivos, obras que son archivo, archivos de arte y sus problemáticas, etc. y que a quienes nos apasionan estos temas nos vayamos conociendo.

En estos días que estoy preparando mi reporte anual para el FONCA, pensaba en que he tenido un poco abandonado este componente porque desde hace un año no he subido nada en esta categoría del blog.

Empecé a buscar en los archivos y veo que no he parado de dar conferencias y talleres, pero la carga de trabajo, los terremotos y la vida misma, han hecho que apenas me dé tiempo de documentar lo que sucede con piezas como El Tendedero y Carta a mi madre o con las exposiciones, por lo que ni siquiera me había acordado de reportar estas actividades. También me pasa que la forma en la que trabajo integra tanto la vida y el arte, que a veces me es difícil distinguir la diferencia.

Van algunas de las actividades de la Red de Arte y Archivos.

La conferencia y el taller en La Esmeralda

El 17 de noviembre de 2017 presenté la conferencia Arte, Archivo y Género en La Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado (ENPEG) La Esmeralda y posteriormente un grupo de alumnos se inscribió al Taller de Arte y Archivo que impartí el 24 y 25 de noviembre en Pinto mi Raya.

Como verán en las fotos, es más agradable dar un taller en PMR que en un salón de clases.

La participación en el Congreso de Archivos

El 27 de noviembre participé en Archivo, Ciudadanía e Interculturalismo, el congreso organizado por la Asociación Latinoamericana de Archivos (ALA) y el Consejo Internacional de Archivos (ICA) en el panel Usos de los Archivos en el Arte con la ponencia Reactivando Archivos a través del Arte Feminista.

Participar en este panel fue una delicia porque pude escuchar a Pilar García (curadora del acervo artístico del MUAC y cómplice de muchos proyectos de arte/archivo), a María Gaztambide (Directora adjunta del Documents of 20th Century Latin American and Latino Art Project, archivo del que siempre hablo en mis talleres) y Juana Suárez (directora de la maestría en Preservación Audiovisual y Archivos de la Universidad de Nueva York). La moderadora fue Anabell García Zamora, Jefa del Departamento de Conservación y Restauración de Documentos del AGN. En otras palabras, estaba rodeada de unas señoronas expertas en mi mero mole.

El Editatón de mujeres artistas y el Encuentro Interdisciplinario en el que hablamos del proyecto

Uno de los eventos paralelos a mi exposición Si tiene dudas pregunte: una exposición retrocolectiva de Mónica Mayer en el MUAC en 2016 fue el Editatón de Mujeres Artistas en el que nos reunimos artistas y académicas a subir información sobre mujeres artistas a Wikipedia, interviniendo este enorme archivo y de pasadita las narrativas convencionales de la historia del arte.

El evento lo seguido organizando desde entonces Karen Cordero, Alejandra Gorraes Puga y Cecilia Noriega y yo con Carmen Alcázar, Iván Martínez y Salvador Alcántar de la Fundación Wikitón México. En años anteriores nos abrieron sus puertas espacios como la Fundación Alumnos 47, el MUAC, el Centro de Cultura Digital y el Museo del Chopo, en cuya sede también se llevó a cabo edición reciente el pasado 3 de marzo.

Pero hay que hacer o intervenir los archivos y también reflexionar sobre ello. 

Por ello, el de enero de 2018, en el marco de la exposición Haré lo que deseo: diseño y empoderamiento femenino. Muestra curada por Michel Millar Fisher y Jimena Acosta que se presentó en el MUCA Roma, mi querida Karen Cordero y yo participamos en un encuentro interdisciplinario que organizaron como evento paralelo, con una ponencia al alimón que llevó como título: Interviniendo la historia del arte: El Editatón de Mujeres Artistas Mexicanas y otras estrategias de visibilización. Fue interesante compartir la mesa con personas de profesiones tan distintas.

El Workshop y las conferencias en Canadá

Gracias a la invitación de Gabriela Aceves Sepúlveda, quien ha escrito algunos de los textos más interesantes sobre arte feminista en México en los 70’s, incluyendo su tesis “Mujeres que se visualizan”: (EN)Gendering Archives and Regimes of Media and Visuality in Post-1968 Mexico, entre el 7 y el 10 de marzo Karen y yo participamos en un “workshop” o reunión en la Universidad de Trent, en Nogojiwanong (Peterborough), en Canadá.

En Manifesting Resistance. Conversations about Intergenerational Memory Work Across “The Américas” nos dimos cita un grupo de activistas, académicas y activistas para hablar compartir experiencias sobre temas de archivo, memoria, género, resistencia y relaciones intergeneracionales. Excepto Karen y yo, todas viven en Canadá.

El encuentro fue organizado por Gabriela, que ahora trabaja en el Critical Media Arts Studio en la Universidad Simon Fraser y May Chazan de Aging Activisms en la Universidad de Trent. El objetivo era reunirnos, compartir experiencias personales sobre nuestro trabajo en torno a la memoria y cómo si consideramos una forma de activismo. A partir de las interacciones y entrevistas mutuas que se generaron en la reunión se harán una serie de cápsulas en video. Ya veremos cómo salen.

Una de las cosas que más disfruté en el encuentro fue conocer a la escritora chilena Carmen Rodríguez quien vive en Canadá desde la dictadura y fundó Aquelarre: revista de la mujer latinoamericana y a Pat Evans, de Grandmothers Advocacy Network, un colectivo de mujeres canadienses de la tercera edad que lleva a cabo acciones a favor de las abuelas en África que se han encargado de sus nietos tras la muerte de sus hijos por la pandemia de HIV/SIDA.

Estando allá, nos informaron que una de las ponentes a la mesa redonda que se llevaría a cabo durante el evento The Art of Resistance al que asistiríamos el 8 de marzo no podía llegar y que si alguien quería participar. Con eso de que me encanta hablar, inmediatamente me di de voluntaria.

El evento fue interesante. Todo mundo llevó comida, hubo ceremonia inaugural por parte de personas de los pueblos originarios, discursos políticos, música de un grupo fenomenal de feministas de la tercera edad que se llama Raging Grannies a quienes luego se les unieron las Raging Grannies in Traininig, un colectivo de feministas jovencitas y el panel en el que participamos Niambi Leigh, Shanese Steele y yo, moderadas por Smokii Sumac. La chaviza y yo.

Foto Karen Cordero 

Yo, como siempre, hablé de arte, archivos y feminismo.

He de confesar que esta parte del viaje a Canadá fue difícil.

La forma en la que muchas de las integrantes del grupo planteaban su identidad cultural y racial choca con la narrativa del mestizaje con la que crecí en México, a pesar de que la cuestiono y entiendo por qué nos la impusieron.

Por ejemplo, aunque haya tenido antepasados mayas, como no hablo maya ni crecí con sus costumbres, por respeto no se me ocurriría decir que soy maya. Allá, por su historia de violento borramiento cultural en la que separaban a los niños de las comunidades indígenas de sus familias y los enviaban a internados para que perdieran lengua y cultura, sí lo hacen. Por lo mismo, cuando algunas de las personas que se paraban y se identificaban como indígenas eran güeras, de nombre europeo y apariencia adinerada, me causaba corto circuito. Sin duda me hicieron cuestionar mis estereotipos en varios niveles.

De la misma manera, me sorprendió cuando se presentaban como “third generation settler” (colonizadores de tercera generación) si sus abuelos habían sido inmigrantes por cualquier motivo. Yo simplemente me identifico como mexicana, quizá porque ni siquiera sé si algunos de mis antepasados fueron conquistadores, si los que vinieron de España descendían de moros, cristianos o judíos, si fueron piratas violadores en Campeche, si los trajeron como esclavos, si huyeron de sus países por cuestiones políticas, si se refugiaron de las hambrunas en México o si además de mayas tengo antepasados de otros grupos indígenas. Sin duda al cuestionar nuestro racismo en México, que es amplio y profundo, tendremos que ir cambiando cómo nos definimos, pero espero que estos procesos respondan a nuestras necesidades y no a las de las culturas dominantes.  

Por cierto, en ese contexto también sentí que aunque era un centro de pueblos originarios, la cultura no dejaba de ser totalmente primer mundista con nula información e interés sobre lo que pasa fuera de su localidad. Traté de hablar de lo que sucede con las mineras canadienses en México y cayó en oídos tan sordos como cuando ellas hablaron de los feminicidios entre mujeres de los pueblos originarios y yo mencioné que aquí hay de menos siete todos los días. Parece que algunas vidas importan menos y otras aún menos.

En fin. Aquí seguramente es importante situarnos más detalladamente en términos raciales y culturales, pero allá podrían abrirse a otros parámetros como la clase social y las hegemonías nacionales.

La segunda parte del viaje fue una delicia. Gracias a la entusiasta gestión de la artista Lizzy Yoselevits y la generosa hospitalidad de ella y de Christine Brault, Karen y yo hicimos escala en Montreal y nos pasamos un par de días sensacionales.

No terminábamos de aterrizar y Lizzy ya nos estaba llevando a ver la maravillosa exposición de Leonard Cohen (que es mi máximo) en el Museo de Arte Contemporáneo de Montreal y esa misma noche tuvimos una cena con varias artistas latinoamericanas que viven en Montreal y Christine Brault, performancera a quien varios consideramos mexicana honoraria y que lleva muchos años viniendo a nuestro país.  

Fue muy interesante platicar sobre Montreal, donde la problemática es completamente diferente porque lo que predomina es la lucha por defender la cultura franco-canadiense, pero también de la necesidad que tienen ellas de agruparse como artistas de origen latinoamericano y generar publicaciones y exposiciones para no ser invisibilizadas.

Al día siguiente nos reunimos con Emeren García, responsable de itinerancias del MAC y empezamos a visitar algunas de las maravillosas galerías de autor que tienen en Montreal, entre ellas el archivo de video feminista GIV, las galerías de arte feminista Studio XX  y La Centrale y el taller de gráfica Atelier Circulaire.

También fuimos el archivo Artexte, que es una maravilla. Alguna vez vinieron a México y los escuché hablar del proyecto. Rápidamente nos buscamos en el archivo y Karen encontró materiales de CURARE y yo de Pinto mi Raya.

Foto Jorge Arreola Barraza

El 13 de marzo, Karen y yo presentamos una mesa llamada Arte, feminismo y archivo: dos voces mexicanas en el Espacio de México del Instituto Cultural de México en Montreal que dirige Remigio Valdés de Hoyos en donde se exponía Regresando al presente. Un acercamiento al textil, curada por Ixchel Ledezma. Tuvimos un muy buen público, entre quienes amablemente estuvieron todas las personas con las que nos habíamos reunido o habíamos visitado.

Nuestra agitada agenda concluyó con una reunión con Zoila Sánchez, agregada cultural de México en Canadá.

Las Conferencias en Estados Unidos

El 11 de abril de 2018 fui a Stanford, California a participar en un panel en torno a la exposición The Matter of Photography in the Americas, curada por Natalia Brizuela y Jodi Roberts. Si algún día pueden ver el catálogo, se los recomiendo. Es una visión de la fotografía latinoamericana que nunca había considerado: la que se integra al arte conceptual y la que documenta el performance. Tan es extraña la visión, que yo fui de las artistas invitadas a la exposición con mi pieza Lo Normal, en la que uso fotografía. Jamás se me hubiera ocurrido que sería incluida en una expo de foto.

En la mesa estuvimos la artista de origen Dominicano Joiri Minaya y la moderadora fue la teórica de performance feminista Peggy Phelan, a quien sólo conocía por sus importantes textos.

En mi ponencia hablé de las distintas formas en las que la fotografía se había integrado a mi obra: como documento de una acción que luego se integra a un dibujo o se altera a partir del dibujo, como documentación y como documentación a partir otras personas o yo generamos obra.

Para no bajarle al ritmo de trabajo, el 4 de mayo me fui a Nueva York a participar en la conferencia Game Changers: Women artists in 1970’s Mexico que se llevó a cabo en el Institute of Fine Arts de NYU en colaboración con el Institute for Studies on Latinamerican Art. 

En la mesa estuvimos Magali Lara, Carla Stellweg y yo. Hubo como 80 asistentes, que nos dicen que es el público más nutrido que han tenido. El video de la plática puede consultarse aquí.

Creo que la mesa generó tanto interés porque en el Brooklyn Museum estaba Radical Women: Latin American Art 1960 – 1985 y en la muestra había trabajo tanto de Magali como mío y Carla escribió uno de los textos del catálogo.

Para mí fue un lujo escucharlas. Siempre disfruto la inteligencia de ambas… y llevamos décadas de conocernos. Sin embargo, Carla me sorprendió porque habló de las veces que nos publicó a Magali y a mí en la revista Artes Visuales, de la cuál fue editora. Me pareció muy elegante la forma en la que mencionó su importantísima labor en la revista, pero centrándose en nuestro trabajo. Y, como siempre aprendo de ella, en esta ocasión no fue sorprendente. En determinado momento mencionó que mi proyecto Concurso Carta a mi madre tenía una línea directa al texto que me publicó en el #24 de la revista en mayo de 1980, en el cuál documento el proyecto Traducciones: un diálogo internacional de mujeres artistas a través de tres cartas que le escribo a mi madre que participó en el proyecto. Nunca se me había ocurrido la conexión.

Un detalle muy lindo es que para difundir el evento, ISLAA se hizo una edición limitada de carteles alusivos a nuestras obras que firmamos. Una copia de ambos carteles ya está en el archivo de Pinto mi Raya. En este afán de sacar materiales del archivo y reutilizarlas, yo opté por partir del cartel que diseñé en mis épocas de estudiante para la primera plática que di sobre arte feminista en compañía de mis queridos maestros Juana Gutiérrez y Armando Torres Michúa. Ese cartel también está en el archivo.

ARCHIVA como conferencia

En mayo de 2017 di por terminada ARCHIVA: Obras maestras del arte feminista en México en el texto ARCHIVA: La última y nos vamos.

Yo creí que la pieza se iba a quedar quietecita, pero resulta que la información que presento sigue siendo útil, especialmente en coloquios de arte y género, por lo que sigo presentándola como conferencia, pero ya no como parte de la obra. 

El 1 de diciembre de 2017 presenté la conferencia magistral: ARCHIVA: Obras maestras del arte feminsita en México en el Auditorio Rodolfo Ruiz Miramontes de la Facultad de Derecho en la Universidad Autónoma de Chihuahua como parte del Primer Encuentro de Estudios Feministas y de Género.

El pasado 17 de mayo también la presenté durante el I Coloquio Arte y Género organizado por la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Baja California. 

Al leer este recuento veo la presencia de mi querida Karen Cordero en muchas de ellas. Está en las que participamos las dos, pero sus ideas, su cálida energía y su visión crítica siempre acompañan la que me toca dar a mí solita. Sé que va a ser muy cursi que acabe este texto con una carita feliz, pero ni modo. Es lo que siento.

 Mónica Mayer, 2018

Tijuana es de mis lugares favoritos en el mundo por su intensidad y porque de ahí es Víctor de alguna manera siento que también es mi casa.

Foto Cristina Franco

El pasado mes de mayo tuve la fortuna de ir por aquellos rumbos invitada a dar una conferencia y un taller sobre arte, archivo y género a la Universidad Iberoamericana, gracias a Sara Amelia Espinosa y Cristina Franco Abundis, comprometidas con estas temáticas desde la academia y el activismo desde hace muchos años.

Foto Nicolasa Cordova

El grupo fue muy participativo y era evidente que, como activistas o estudiosas de cuestiones de género, entendían bien la importancia de documentar y hacer nuestros propios relatos.

Naturalmente, aproveché la visita para darme una vuelta por museos y espacios independientes.

Por fortuna, en el CECUT me encontré con Fotógrafos Ambulantes una espléndida exposición de archivo de Mariel Miranda quien hizo una amplia investigación y logró una muestra conmovedora, interesante y ágil, con una buena combinación entre documentos, objetos e imágenes que permitía entender el tema sin perderse en los laberintos a los que nos mete el archivo.

Me llamó la atención esta fotografía de Gustavo, María de los Ángeles y Sergio Lerma que comparten el apellido de Víctor. Lo que es más, por la época en la que fue tomada la foto, los niños son más o menos de su edad y de su hermano. Hasta le tomé foto para enseñársela a Niní, la mamá de Víctor para ver si los conocía, pero dice que no.

También me di una vuelta por algunos de los espacios independientes que no conocía. La vida cultural de Tijuana es como el mar: siempre es el mismo Océano Pacífico vasto y profundo, pero nunca es igual.  

Foto Mónica Mayer

Mónica Arreola me recibió en la Galería 206 en la muy cambiada Avenida Revolución. Me pareció un proyecto interesante y pujante, saliendo a buscar nuevos públicos a las ferias e insistiendo en la importancia del arte contemporáneo bajacaliforniano.

Foto Mónica Mayer

También me hizo favor de mostrarme su colección de fanzines, que es una delicia. Ojalá hubiera tenido más tiempo para estudiarla.

Foto Mónica Mayer

Después fui a Deslave que estaba presentando obra de Carmina León y Relaciones Inesperadas, con obra de Andrew Roberts y Francisco      Eme.

Foto Mónica Mayer

La cereza en el pastel en este viaje fue que pude pasar un rato con mi queridísima y admiradísima Sayak Valencia.

Como siempre, me despedí de Tijuana con tristeza.

Mónica Mayer, 2017

Los últimos dos talleres sobre arte y archivo que he dado han sido en festivales nuevecitos de performance.

Para mí, ambos talleres son parte del proyecto De archivos y redes que empecé en 2012 y con el cual ingresé al Sistema Nacional de Creadores. Sus resultados están ampliamente registrados en este blog que sigue creciendo porque el FONCA me renovó la beca a partir de agosto. El componente “talleres” está registrado bajo el rubro Red de arte y archivos cuyo objetivo se explica solo. Sus principales elementos son los talleres y el grupo en FB Taller de Arte, Memoria y Archivo que cuenta con poco más de 1,500 miembros.

El primer taller, que se llamó Performance y archivos: ¿moda o cambio de paradigma en el arte?, fue durante el festival Corpórea en Zacatecas que dirigió Adriana Isis Pérez y se llevó a cabo del 29 de junio al 4 de julio. Es la primera edición del festival.

El segundo taller, Archiva: archivos, género y performance, se dio en el marco del Festival Internacional de Arte Acción Mujeres en Ruta del 10 al 12 de septiembre y fue organizado por la Plataforma de Arte Acción Estación Corregidora, dirigida por Fausto García. Es su primer festival de performanceras.

Confieso aquí, sin ningún recato, que siempre doy el mismo taller (y no), aunque le cambie el nombre. Confieso también que estos talleres realmente no son talleres, sino performances. Me explico.

Mis talleres siempre son sobre los temas que he trabajado desde el arte, la teoría y la pedagogía durante décadas, como arte y feminismo o arte y archivo. Mi metodología es poner a disposición de los participantes mi información y experiencia sobre el tema, escuchar sus inquietudes e intereses y crear un espacio de diálogo para compartir ideas, experiencias y sentimientos que nos enriquezcan a todos. Siempre parto de la misma estructura, pero cada taller es completamente diferente porque yo sigo ampliando mi información sobre estos temas (mis power points van crece y crece) y porque cada grupo es distinto.

Así mismo, planteo que estos talleres son parte de mi producción artística ya que, cuando son talleres convencionales son elementos de una pieza más amplia, que en este caso es el proyecto De archivos y redes. Yo defino este tipo de piezas como “proyectos visuales” y he venido trabajando esta modalidad de acción desde finales de los 70’s.

En otras ocasiones, como en esta, los talleres además fueron activaciones de un performance que forma parte del proyecto visual.

Por ejemplo, en ambos talleres usé la conferencia Archiva: obras maestras del arte feminista en México como base para hablar de las problemáticas del archivo, el sexismo y el arte feminista. Ambas fueron activaciones de la pieza en formato taller. También las ha habido en modalidad conferencia, performance y exposición.

Por tratarse de su primera edición y porque entre los participantes había varias personas que han dirigido festivales de performance, en el taller en Corpórea, nos centramos en las broncas de documentar un festival: ¿Qué se quiere documentar? ¿Quién va a documentar? ¿A quién le pertenecen los derechos de la documentación? ¿En qué forma se puede documentar además de foto y video? ¿Cómo documentar el performance desde el performance a través de la reactivación y la interpretación? ¿Cómo conservar y difundir esa documentación? La discusión fue sabrosa y estuvo salpicada de las clásicas historias de horror de quienes hemos organizado y documentado festivales.

En el taller en Mujeres en Ruta lo trabajamos a partir de Archiva, pero también reactivamos I ♥ Mexican women performance artists. Como trabajamos durante los 3 días del festival, nos fue posible ver el trabajo de las otras artistas antes de presentar los resultados del taller, programados para el último día por lo que decidimos hacer eco de sus piezas. De alguna manera nuestras acciones documentaban o hacían referencia a las de ellas. Utilizamos las camisetas de mi performance como aglutinante visual, subrayando el hecho de que estábamos en un festival de mujeres. Fue una pieza colectiva en la que cada quien desarrolló su propia propuesta.

Por ejemplo, en sus piezas, Elvira Santamaría (A la medida humana) y Ruth Vigueras (Diseminadas) utilizaron rosas como uno de sus elementos. A partir de esto, una de las participantes en el taller realizó una acción en la que fue haciendo recortes a su ropa en forma de pétalos y dejándolos en el camino.

                        Fotos: Mónica Mayer                                                Foto: Armando Villavicencio.

Cabe mencionar que todos los performances del festival aludían, directa o indirectamente, a la violencia de género en Querétaro puesto que en los últimos años se ha agudizado: según datos oficiales, de 2009 a la fecha más de 1270 jovencitas han desaparecido y hay casos de amenazas serias a quienes han denunciado esta situación. En el festival hubo espacios intensos de diálogo entre artistas y activistas. Las camisetas también nos sirvieron para denunciar esta situación.

    Fotos: Mónica Mayer

 Por su parte, Fausto García, se puso la camiseta y se echó un palomazo, reinterpretando la poética pieza de Marie Sol Payró (Lo único estable es la impermanencia) en la que traza con agua una efímera ruta sobre el piso caliente, sólo que él escribió la palabra “desaparecias”, convirtiéndola en un grito ahogado.

Fotos Mónica Mayer

Así mismo, uno de los elementos de la pieza de Christine Brault (Acá como allá, todas somas hijas de maíz) consistió en tatuarse en los idiomas oficiales de nuestro continente la leyenda: ¿Dónde están ellas?, acción que emularon con plumón varios de los participantes del taller durante la acción en el Jardín Guerrero.  

  Fotos Luz Vanegas   y Fausto García

Como comentario final, notarán que no incluí los nombres de los y las participantes en el taller a cuyas piezas me refiero. No los anoté y, con mi memoria de chorlito ya se me olvidaron. Yo misma tendré que tomar uno de mis talleres en los que el punto número uno siempre es que hay que guardar la información desde un principio. Prometo tratar de conseguirla.

Nos tocaron lluvias, pero no inundaciones. Nos tocó un recibimiento amable y generoso, como suele ser en Sinaloa, con todo y asado de plaza. Nos tocó platicar con personas interesantes y ver arte inteligente. Más no se podría pedir.

Víctor Lerma y yo estuvimos en Culiacán del 11 al 13 de septiembre de este 2013, poco antes de que los ríos de nuestro país se desbordaran, los cerros se desgajaran, las carreteras quedaran inservibles y el dolor humano nos orillara – una vez más- a un estado de emergencia que seguramente marcará un cambio de rumbo para el país –quien sabe hacia dónde.

Escribo de una experiencia que sucedió hace poco, a pesar de que hoy me parece lejana, por disciplina y por un afán de mantener una apariencia de normalidad, aunque de noche sueñe con ríos de lodo, las pesadillas con operativos de granaderos que empezaron días antes de las fiestas patrias sean recurrentes y la sombra de la violencia se haya convertido en una presencia constante.

Escribo desde un espacio seco y desde el privilegio de saber que tengo techo y alimento, pero consciente de que hay muchas personas en desgracia. Lo escribo con la sensación de que estamos en un momento social y políticamente resbaladizo.

Fuimos a Culiacán a donar un ejemplar de nuestro Archivo Activo a la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Este compendio digitalizado incluye casi 11,000 textos de opinión sobre artes visuales publicados en periódicos nacionales entre 1991 y 2011. 

La entrega incluyó una plática sobre el trabajo de Pinto mi Raya y el archivo en general. Procuramos dar esta conferencia siempre que lo entregamos para que tanto los maestros como los alumnos conozcan el material y no se quede arrumbado. Creemos que en este caso está en buenas manos pues, como lo mencionó Úrsulo Santos, director de la Escuela de Artes Plásticas, están creciendo académicamente y la investigación es uno de sus objetivos.

También fuimos a dar un Taller de Arte y Archivo en la Galería de Arte Antonio López Sáenz del Instituto Sinaloense de Cultura (ISC). El taller fue breve, de 4 horas y apenas nos sirvió para abrir el apetito. Hubo una decena de personas de diferentes edades y una buena participación. Le agradecemos a nuestra colega Guadalupe Aguilar, actual titular del Departamento de Artes Visuales del ISIC, por todas sus gestiones para realizar el taller.

En esta nueva galería, que no hace tanto fuera biblioteca, estaba presentándose El privilegio de la memoria. Fotoperiodismo contemporáneo en Sinaloa. Se trata de una excelente exposición, profundamente relacionada con lo que vimos en el taller: la importancia del registro y de la memoria. Es una muestra con trabajos fotográficos de primer nivel y una museografía que nos atrapa como novela de horror en un recorrido que empieza con la documentación de los eventos culturales y deportivos en el estado y poco a poco nos va subiendo de tono, enfrentándonos sin compasión con la violencia del narcotráfico. El final es trágico y dramático: las terribles consecuencias que sufren los periodistas mismos. Da gusto encontrar una exposición en la que el profesionalismo y el arrojo de los fotógrafos son equiparables a su nivel artístico y en la que las instituciones culturales se ponen a la altura de los fotógrafos. Ojalá la traigan al Distrito Federal.

Aquí vemos dos fotografías de Iván Contreras. La primera es Vuelven a la vida y muestra los dinosaurios robots de la exposición Huellas de la vida con la que arrancaron los festejos del 480 aniversario de la ciudad en 2011. La segunda es durante el velorio en 2011 de Humberto Millán, director del diario digital A Discusión y colaborador de Radiofórmula. El periodista fue levantado por un grupo armado y apareció asesinado. Indignados, sus colegas se pusieron el rostro de Millán bajo el lema Todos somos Humberto. En éste espacio sólo reproduzco fotografías del principio y del final de la muestra dejando fuera las imágenes más crudas porque me parece que la única manera de mostrar ese tipo de materiales desde el arte sin caer en el espectáculo de la muerte es crear un contexto como el de la muestra.

Aunque empezaba a llover, el clima nos permitió conocer el Jardín Botánico de Culiacán, con todo y su colección de arte contemporáneo internacional de la Fundación Isabel y Agustín Coppel, cuya curaduría estuvo a cargo de Patrick Charpenel. Tuvimos la fortuna de que Juan Cueto nos diera una visita guiada. Fue una delicia. El espacio es sensacional y las plantas sorprendentes.

Todavía no están las 35 piezas artísticas que forman esta colección y algunas, de corte efímero o pensadas para espacio museístico, no podían verse. Sin embargo, en el recorrido vimos obras de artistas como Richard Long, Dan Graham, Sofía Taboas, Gabriel Orozco, Marcos Ramírez Erre y Francis Alÿs. Es un paseo muy agradable.

Víctor Lerma viendo la pieza de Richard Long.

La pieza de Tercerunquinto.

Ahora que literalmente nos ha llovido sobre mojado en este país tan maravilloso como violento y conflictivo, me quedo con la sensación de aunque tengo la convicción de que para que cualquier cambio sea duradero hay que transformar las cosas desde la cotidianeidad, la educación y la paciencia, parece que a la mayoría de los artistas la realidad nos está quedado grande.