Sábado, 19 Diciembre 2015 00:00

El Tendedero de Medellín

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En mayo de 2015 recibí la invitación del MDE15, el Encuentro Internacional de Arte de Medellín, Colombia, curado en esta ocasión por Sharon Lerner, Edi Muka, Fernando Escobar y Tony Evanko para presentar mi pieza El Tendedero (1978).

MDE15 Mnica Mayer

He de confesar que me desconcierta un poco que siempre me invitan a presentar esta pieza y otras dos que posiblemente son conocidas por muestras como WACK: Art and the Feminist Revolution y Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina. Para mí el reto es cómo enriquecer una obra de hace casi 40 años y cómo plantearla para que sea relevante en cada contexto; cómo juntar, por ejemplo, las piezas del proyecto De archivos y redes que empecé en 2011 y que tienen un fuerte componente pedagógico y El Tendedero, porque si no es simplemente como sacar a pasear un cadáver.

Pensando en esto, propuse una activación a partir de un taller para trabajar con artistas, artivistas y activistas de Medellín. Con suerte, El Tendedero además de evocar una historia, sería un dispositivo para visibilizar el acoso callejero y fortalecer las redes de personas interesadas en combatirlo y a mí me regalaría nuevas amigas y cómplices.

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     En el taller. Foto M. Mayer                Foto: Isabel Osorio

Desde la primera ronda en la que todas y todos se presentaron, supe que iba a ser un gran taller: la experiencia, la riqueza de perspectivas, la alegría y el compromiso político de quienes participaron en el grupo eran evidentes.

Tres días de intenso trabajo compartiendo información, participando en dinámicas y acercándonos a la obra e inquietudes de todas las del grupo, nos llevaron a plantear 4 preguntas para este tendedero:

¿Cuándo fue la primera vez que te acosaron?

¿Qué situaciones o comentarios te hacen sentir incomodidad en la calle?

¿Qué has hecho para defenderte en contra del acoso sexual?

¿Cómo has defendido o defenderías a alguien ante el acoso sexual?

Se decidió que usaríamos delantales que dijeran para salir a la calle a recoger respuestas, tanto para crear una imagen ante el público, como para identificarnos entre nosotras fácilmente. Varias personas rápidamente se dieron de voluntarias para hacerlos. Otras se prepararon para documentar.

Determinamos que iríamos por respuestas al Parque de los Deseos, el Jardín Botánico y la Plaza Botero y que activaríamos el tendedero la noche de la inauguración.

Así mismo, se planteó que los hombres también podían responder, lo cual fue afortunado porque permitió comentarios sobre el acoso que algunos de ellos sufren cuando su apariencia es percibida como “femenina” (cabello largo, por ejemplo), pero también que varones, a partir del diálogo, por primera vez consideraran que un piropo es una agresión. Eso sí, no faltó el patán que ni siquiera dejó que “su mujer” respondiera. Se armaron unas muy buenas conversaciones.

Por último, el grupo decidió que si bien en el museo El Tendedero sería una estructura de madera que contendría las respuestas, en los espacios públicos lo formarían con sus propios cuerpos: las respuestas estaban en nosotras.

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    EL TENDEDERO Diana Villamizar 15 EL TENDEDERO Diana Villamizar 35           Fotos Diana Villamizar

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 daiela4 daniela2 daniela6       Foto Daniela Daniela Berrío Domínguez (Pizzianty)

Las contestaciones fueron distintas en cada espacio. Las historias más violentas nos las compartieron en la Plaza Botero, una zona muy ruda justo en frente del museo. Pero como también es zona turística, hubo mujeres de varios países –incluso aquellos que consideramos menos hostiles hacia las mujeres, como Suecia- que denunciaron el acoso callejero en sus comunidades.

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Sin embargo, lo que más me sorprendió es que muchas mujeres confesaron que habían sido acosadas de niñas. Y me impactó porque cuando yo tenía com 7 años, aunque mi mamá iba a unos pasos, un tipo me manoseó en la calle. No me atreví a decir nada por miedo a una situación violenta. Lo extraño es que toda la vida pensé que había sido una situación excepcional y creía que el acoso lo sufrían principalmente las jóvenes… pero no las niñas.

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En este tendedero participamos: Adriana Quinteros García, Alejandra Ossa, Angélica Rodríguez Grajales, Beatriz Elena Saldarriaga Gómez, Camila Flores Quintero, Daniela Berrío Domínguez (Pizzianty), Darily Chaverra, Diana Torres, Diana Villamizar Albornoz, Isabel Osorio Berrío, Jenny Patiño Pérez, Juan Ricardo Urrego Velásquez, Julián Zapata, Leah Danze, Leandra Plaza, Lina Yandar Hernández, Luis Gabriel Ángel Gómez, Mabel Gisela Olarte Castañeda, María Victoria Loaiza Posada, Maximiliano Arango Ramírez, Mónica Saldarriaga, Natalí Arango Uribe, Teresita Gallo, Teresa de Jesús García, Víctor Lerma, Yennifer Cristina Arroyave Del Pino y yo.

Un aspecto que me gusto mucho de El Tendedero de Medellín es que incluyó la documentación de los tendederos anteriores. Por un lado estaba la foto ampliada a gran formato del primer tendedero que parecía unirse al actual, por otro un tendederito con fichas de los otros y concluía en una sección de fotografías de nuestras recientes incursiones a la calle.

Hasta el momento, este tendedero me parece que es el mejor resuelto. Aquí les dejo la liga a un pequeño video que hicieron en el museo sobre la pieza.

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Termino este breve reporte con algunas de las reflexiones que compartimos al final del taller y que se integraron como otra capa más al Tendedero:

En el parque de los deseos me sorprendió una chica que luego de llenar el cuestionario, manifiesta su sorpresa al encontrar preguntas refiriéndose al acoso sexual por medio de piropos, o frases incomodas.

Maximiliano Arango

 

Quedé profundamente conmocionada con varios hallazgos al acercarme a las mujeres de la ciudad para conversar sobre acoso sexual en la calle. Creería que la principal observación que causó curiosidad fue cuando se me hizo evidente que las mujeres hablaban con menos tranquilidad y espontaneidad al tener la mirada atenta por parte de sus parejas, lo que personalmente me habló de cierto lamentable control y vigilancia.

Adriana Quinteros García

 

Encuentro que algunos hombres compartieron su percepción de violencia y agresión hacia ellos mismos cuando el acoso era dirigido a la mujer que acompañaban, lo que también evidencia la concepción de propiedad que los hombres tienen sobre sus parejas, familiares o mujeres cercanas.

Adriana Quinteros García

 

Encontrar cuales son esos lugares comunes en los que hemos normalizado el acoso como parte de nuestra educación, es una de las tareas que nos convoca cuando difícilmente lo cuestionamos, en búsqueda de acciones sanadoras es importante recordar las emociones para no repetirlas, pues al no hacerlo estas se transforman en nuevas violencias. De esta manera aprendemos un poco a cuidarnos. Transformar las costumbres con las que naturalizamos la violencia y la vivimos como identidad cultural.

Juan Ricardo Urrego Velásquez

 

Me sorprendió ver en que en el Plaza Botero muchos hombres mayores manifestaron su interés en leer las respuestas.

Maximiliano Arango

 

En relación a lo hallado directamente con las mujeres, me llamó la atención que muchas mujeres se les dificulta ver los comentarios como acoso, normalizando esta violencia con que siempre ha sucedido así contra ellas, sus madres y abuelas; además también de algunas mujeres interpretar algunos los comentarios como un cierto halago, lo cual personalmente entiendo como la necesidad de ser admiradas nuestra belleza física que desde muy niñas nos inculcan… así sea con comentarios abusivos y mal intencionados.

Me resulto bastante diciente el hecho de que en su mayoría las mujeres respondieron no defender a nadie de un acoso aduciendo el “respeto por la vida de los otros”, pero que entre líneas se leía el temor hacia el otro agresor, y evitar así ser también maltratadas.

Finalmente no quisiera dejar pasar la repugnancia y tristeza al escuchar la edad en que las mujeres recordaban el primer abuso, cómo es posible hablar de 5, 8, 10 ó 12 años de un primer acoso por parte de los hombres? ¿Qué esperan de nosotras y nuestro sentir del cuerpo y la ciudad cuando desde niñas se siente el temor por nuestra vida e integridad por parte de cualquier desconocido?

Adriana Quinteros García

 

Me deja un nudo en la garganta confirmar que muchas sufrimos acoso siendo niñas. El número de respuestas de mujeres que sufrieron acoso a los 6, 7, 11 años fue muy alto.

Mónica Mayer

 

La realización del taller y de las salidas de campo a conocer que es lo que las mujeres de la ciudad consideran como acoso es un primer paso para mí en la búsqueda de crear herramientas para enfrentarnos a eso que nos sucede en la calle. Además considero que es necesario que se den más espacios de conversación donde las mujeres puedan plasmar sus incertidumbres, quejas, experiencias sobre cómo todos y todas habitamos el espacio; pero creo que es aun más importante que se propongan estrategias que puedan llevar a un cambio, desde pequeñas frases, imágenes y actitudes que se puedan aplicar desde la casa a los barrios y de estos a toda la ciudad.

Isabel Osorio Berrío

 

Me conmovió una mujer que estaba muy feliz de encontrar en este tendedero un espacio para hablar de cosas que la han afectado mucho y de las cuales no puede hablar en ningún otro lugar.

Mónica Mayer

 

Infinitas gracias, un tiempo muy enriquecedor, un equipo muy agradable. Este tipo de acciones hace un alto en el camino, todos los transeúntes se fueron pensando sobre este tema. Así no respondieran, se cuestionaban, muchos simplemente hacían comentarios.

Lina Yandar

 

Es increíble ver como las mujeres de Medellín ven de forma natural el acoso sexual en las calles, y creo que es importante este tipo de acciones por que marcan el primer paso para llegar a un cambio de actitud frente al acoso, es interesante las reflexiones sobre lo que nos sucede constantemente en nuestros recorridos cotidianos por parte de niñas, niños, hombres y mujeres que realmente nos demostró que lo que hacemos es importante.

Isabel Osorio Berrío

 

Les preguntamos sobre acoso y muchas nos respondieron sobre violaciones.

Mónica Mayer

 

Me impactó cuando el compañero del Tendedero se acerca hacerles la pregunta sobre el acoso el señor se molestó e inicio una serie de “comentarios”: yo no creo que un hombre por decir un piropo sea acoso y no creo que las mujeres se molesten por eso, claro dependiendo también de los piropos porque hay piropos bonitos y otros morbosos que yo no estoy de acuerdo con esos piropos.

La señora esta callada, observando y cuando se le hace la pregunta ella dice que está totalmente de acuerdo con lo que dice el señor (su pareja). Asentando que ella nunca ha sido acosada.

Al final de la discusión se invita al señor a contestar las preguntas y no lo hace de muy buena gana.

Cuando se retira el compañero del tendedero. El señor se dirige a su compañera y le dice que si alguna vez a ella le pasa eso que el espera que ella se defienda y sabe que ella no se dejara, la cual asiente todo lo que él le dice con la cabeza.

El común de la gente no sabe definir que es el acoso y lo relacionan con violencia sexual.

Las mujeres se limitan responder cuando están acompañadas de sus parejas.

En el Jardín Botánico me llama la atención una señora joven sentada sola, cuando me le acercó a preguntarle cuando fue la primera vez que fue acosada se queda mirándome y me responde que nunca en la vida, pero cuando le explico que es un acoso, inmediatamente me cuenta que cuando ella tenía 16 años venia por la calle cuando un hombre le mando la mano a la vagina…tan duro se la apretó…. que ella cambio de acera y corrió…corrió tanto que cuando se dio cuenta ya estaba en la casa. Al finalizar las preguntas ella me agradeció con un apretón de manos.

Beatriz Elena Saldarriaga (Colectivo Teatral Piel Adentro)

 

El martes en el Parque Berrio hablé con mujeres alemanes, australianas, y colombianas. Aunque todos ellas vinieron de diferentes partes del mundo, sus quejas y temores eran muy similares. A pesar de las diferentes culturas y idiomas, todas estas mujeres con quien hablé me dijeron que habían recibido alguna forma de acoso sexual. Ahora me siento una inmensa cantidad de solidaridad con todas estas mujeres. Fue un empoderamiento de estar conectados con ellas y reconocer que estamos en este movimiento juntas.

Leah Danze

 

Esta experiencia ha abierto totalmente mi mente a un panorama diferente porque nunca había estado en contacto con personas que tienen tantas historias por contar y que llevan años reprimiéndolas para no remover tan fuertes sentimientos.
Agradezco infinitamente a Monica y al resto de los chicos y chicas por compartir no solo su trabajo sino una parte de su vida en este bonito proyecto que no quisiera que se quedara solamente en la denuncia sino en la búsqueda colectiva de posibles soluciones a esta problemática que hemos naturalizado de una manera tan abrupta.

Daniela Berrío (Pizzianti)

 

Ha sido un complejo escribir, me siento como tratando de interpretar todo lo que se escucha. Realmente me parece que el hecho de escuchar se vuelve una herramienta liberadora, un punto de encuentro, pues tristemente muchas de las respuestas y comentarios frenta al acoso tienen que decir que es algo tan fuerte, tan normalizado desde la infancia. En la mayoría de mujeres que responden, cambia la mirada, el gesto: algunas de alegría porque se defendieron y otras de angustia porque es algo triste que sigue en su memoria.

Lina Yandar

"Desnaturalizar la violencia sólo es posible si todxs sentimos dolor por ella. Comparitle, escucharle, escribirle, denunciarle, hacer del sufrir personal un padecimiento colectivo. Enterarnos como los sistemas violentos se instalan y nos duelen...nos inundan de miedo. Escuchar cómo el acoso se ha naturalizado y se ha encargado de incomodar, lesionar, violar; es la señal más urgente para caminar contra él y contra todo el entramado que lo sostiene".

Luis Gabriel Ángel Gómez

 

Entrevista a Mónica Mayer publicada en la revista digital Sablazo, crítica cultural, en marzo de 2016.

 

 

Texto: Mónica Mayer. Diciembre de 2015

Las fotos que no traen crédito especificado son de Mónica Mayer.

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