Jueves, 31 Enero 2013 10:19

LA PROTESTA DEL DÍA DESPUÉS

Cuando decidí volver al Taller de Arte y Género (TAG), después de varios meses ausente del país, descubrí con sorpresa que la convocatoria a La última reunión del TAG, que Mónica Mayer había lanzado pocos días antes, era literal. Esa fue, efectivamente, la última reunión antes de la disolución del Taller. De entre las conclusiones se decidió rescatar la idea de crear una Red de Arte y Feminismo, que en cierto sentido acabó simplemente como un grupo en Facebook en cuyo muro todavía se postean noticias sobre el tema, pero en un sentido más amplio, la iniciativa se fue procesando e integrando al nuevo proyecto al que Mónica nos invitó esa misma tarde a participar, y que poco después terminaría por convertirse en el Taller de Activismo y Arte Feminista (TAAF).

    Uno de los primeros temas que se discutieron en el grupo fue el de la maternidad. Se analizó la cuestión desde varias perspectivas y muy diversos puntos de vista que básicamente cuestionaban la mítica idea que comúnmente se maneja en torno a lo que es o debiera ser la maternidad. La propuesta de llevar a cabo una acción opositora a la tradicional celebración del Día de la Madre, -una de las celebraciones más arraigadas en México-, derivó en el primer proyecto del TAAF: La protesta del día después. El nombre aludía no sólo a la píldora anticonceptiva, sino a la fecha que seleccionamos para llevar a cabo la acción: el 11 de mayo, un día después del Día de la Madre. Durante varias sesiones se expusieron los motivos de la protesta y se discutieron las posibles acciones, hasta que el plan quedó finalmente definido.

   La base del proyecto era compartir las reflexiones que habíamos abordado conjuntamente a partir de nuestras propias experiencias de vida o las de mujeres pertenecientes a nuestros círculos familiares.

    Las discusiones iniciaron con una crítica al estereotipo de la Madre, ese que en México es un símbolo de abnegación y sumisión femenina tan profundamente ligado a la concepción católica acerca del papel que supuestamente debe desempeñar una mujer en la sociedad, que es asumido como parte de la “naturaleza femenina” y raramente cuestionado debido a la devoción que se le profesa.

    Entre muchas otras cosas, nos preguntábamos, por ejemplo, por qué raramente se habla de la maternidad no deseada o de aquellos casos y/o momentos en los que la maternidad biológica no es gratificante.

    Se evidenció la manera en que la asociación inconsciente mujer=madre nos afecta a todas, incluyendo a las niñas y a las que hemos tomado la decisión consciente de no ser madres biológicas ya que la mayoría hemos tenido que asumir el papel nutricio en ciertas circunstancias en las que otras personas requieren de cuidados, como en el caso de adultos mayores, personas enfermas o hermanos menores.

    Hablamos extensamente de la problemática en torno al aborto, del estira y afloja legislativo respecto al derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos y de cómo los estereotipos de género son también una forma de control y manipulación social importantísima para sostener el engranaje de un sistema basado en el sometimiento, que funciona en gran medida a partir de la división sexual binarista y heteronormativa por medio de la cuál se restringen todo tipo de libertades y derechos individuales.

    Y por supuesto, se habló también de la parafernalia consumista que acompaña los festejos del Día de la Madre, festejos que, de paso, sirven para reforzar la idea de que el sentido de la vida de una mujer, sus más altas aspiraciones y anhelos y su más loable quehacer en la vida no pueden ser otros que la maternidad, aún cuando ésta no se asuma con libertad, conciencia y responsabilidad…

    Aunque la temática es difícil de agotar, una vez que hubimos explorado el tema lo suficiente de manera colectiva, se estructuró la acción. El primer paso consistió en que cada una de las integrantes del taller organizara una cena con un grupo de mujeres para ampliar la reflexión, extender la acción y comenzar a hacerla resonar en un espacio más amplio. Cada cual eligió a las personas que invitaría a su cena en base a aquellos aspectos del tema que más le interesaban. Así, por ejemplo, Julia Antivilo realizó la cena de las Madrescombos o Escombros de la Maternidad refiriéndose precisamente a aquellas que sin ser madres hemos tenido que desempeñar dicho rol en algún momento de la vida y Mirna Roldán llevó a cabo un ritual personal en el que tuvo una conversación íntima con su propia madre.

    Entendí que la verdadera Red de Arte y Feminismo se desplegaría a partir de proyectos como este, en el que se buscaba involucrar a otras personas con la finalidad de llevar a cabo acciones a partir de las cuales se buscara ampliar la reflexión más allá del ámbito del arte. Así lo entendí y creo que fue de este modo que nos comprometimos con el proyecto.

    Por mi parte organicé un desayuno en casa de mi madre. Seleccioné a algunas chicas de entre mis ex alumnas y busqué organizar un grupo heterogéneo. Lo que me interesaba era generar intercambios entre mujeres jóvenes estudiantes de arte y artistas en activo, de forma que todas compartiéramos experiencias directas. Entre las artistas invitadas estuvieron: Mónica Mayer -la principal responsable del proyecto-; Edith López Ovalle, artista visual e integrante del colectivo H.I.J.O.S. México, que integra a hij@s de desaparecid@s, exiliad@s, asesinad@s y pres@s politic@s de México y América Latina; Ema Villanueva y Janice Alva, artistas, activistas y miembras del Círculo de Familias Diversas de México, quienes asistieron acompañadas de su pequeña hija Gala; y finalmente, Víctor Lerma, quien nos hizo favor de documentar la reunión. Mis ex alumnas participantes fueron Ana Karen Orozco Condés e Itzel Nayelli Palacios Valdivia, ambas estudiantes de teatro, Kamila Duarte y Ketzal Mariel, estudiantes del Taller de la Gráfica Popular, Zareth Guevara, estudiante de la Esmeralda, Mariana Orozco, estudiante de cinematografía y Katerine Tsitsimicihuatl, estudiante de vocacional.

Mi interés central era no sólo que las más jóvenes tuvieran la oportunidad de exponer sus ideas e inquietudes respecto a la temática de la maternidad, sino que pudieran escuchar puntos de vista diferentes a los que comúnmente estamos acostumbradas a escuchar.

   Como feministas, las integrantes del TAAF consideramos que el proyecto tenía que incluir y visibilizar las problemáticas que con respecto al tema enfrentan las personas pertenecientes al colectivo LGBTI, y la participación de Janice y Ema en la reunión resultó invaluable en este sentido. Las intervenciones de la compañera Edith, quien nos aportó a todas una mirada nueva acerca de las problemáticas de hijxs y madres de desaparecidxs resultaron también muy valiosas, y por supuesto, la presencia de Mónica fue insustituible a la hora de tratar el tema de las madres artistas y del activismo feminista en el arte.

Por lo que a mi respecta, me interesaba aportar también la experiencia relativa a asumir la decisión consciente de no ser madre como parte de un proyecto de vida viable para cualquier mujer.

Así, en medio de ese abanico de posibilidades diversas, hablamos largamente.

    Las jóvenes expusieron lo que pensaban acerca de la posibilidad de ser madres, de su postura acerca del aborto y la identidad de género, de cómo se conciben todas estas problemáticas al interior de sus círculos familiares, de la escasa información y la falta de educación sexual, de cómo ésta última es restringida y manipulada por la iglesia, de las penurias que las jóvenes deben pasar en caso de requerir la interrupción de un embarazo no deseado o atención médica en caso de contraer alguna enfermedad de transmisión sexual, ya sea porque no saben a quién recurrir o a dónde acudir para recibir atención, información y/o apoyo psicológico, o porque no cuentan con los recursos económicos necesarios. Penurias todas aderezadas por la duda, la vergüenza y la culpa.

Hablaron de que casi toda la información que poseen las más jóvenes respecto a la temática del aborto es la que imparten en algunas escuelas a través de un video escalofriante en donde prácticamente equiparan la interrupción del embarazo con un asesinato en primer grado, haciéndolo aparecer como el peor de los pecados, una culpa casi imposible de expiar.

   Discutimos con ellas sobre el feminismo y su importancia y se concluyó que la idea que muchxs jóvenes tienen del mismo es que se trata de una especie de dogma que se profesa en base al odio a cualquier espécimen del sexo masculino y que consiste en alentar la guerra entre los sexos, lo que hace que declararse feminista sea un motivo de vergüenza. Se evidenció que el desprestigio del feminismo es tal que la mayoría olvida, cuando no pasa por alto o de plano ignora, que gracias al feminismo hoy las mujeres podemos tener acceso a la educación, entre otros muchos derechos ganados.

    Edith habló sobre el trabajo que llevan a cabo lxs integrantes del colectivo H.I.J.O.S. México y nos expuso algunos de los múltiples problemas y sufrimientos que enfrentan las madres y familiares de desaparecidxs. Después de una de sus intervenciones, y en medio de la discusión, surgió la frase maternidades secuestradas -con la que finalmente titulamos el proyecto-, concepto con el que quisimos englobar las diferentes formas en que la maternidad se vuelve obligatoria o se ejerce en base a prejuicios sociales, así como todas las problemáticas relacionadas con la maternidad en un sistema patriarcal como el nuestro[1].

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El 10 de mayo, acompañando al contingente de H.I.J.O.S. Foto Liliana. Marín.

    Ema y Janice nos hablaron del Circulo de Familias Diversas, de su trabajo como activistas por los derechos de las mujeres, de su propia experiencia como pareja y como madres, de las problemáticas que enfrentan las parejas lésbicas para poder ser madres, -empezando por las dificultades para llevar a cabo una inseminación casera y terminando por el hecho de tener que lidiar con prejuicios que no conciben más célula familiar que la de la familia nuclear heterosexual-, etc. Ema nos compartió también valiosa información acerca de sus estudios para asistir partos en casa de manera natural y Janice nos contó una conmovedora historia muy personal que incluyó la narración de su primer encuentro con Ema.

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La pancarta de Emma Villanueva en la protesta. Foto Liliana Marín.

    Mónica habló de su trabajo, de su experiencia como artista feminista y madre, de la forma en que entrelazó su condición de madre con su condición de artista feminista a través de algunos proyectos. Nos habló de la importancia que tenían para ella el feminismo y la educación y nos aportó su experiencia y conocimiento acerca de los temas que se discutieron en la reunión.

   Yo traté de explicarles a todas por qué consideraba importante este intercambio intergeneracional, por qué me resultan fundamentales la educación y la difusión del feminismo y por qué decidí invitar a personas de diferentes áreas artísticas y diversos perfiles. Básicamente, quería que las más jóvenes supieran que existen otras posibilidades y que aportaran al encuentro su visión fresca, su actitud abierta y sus propuestas para integrarse al proyecto.

   La reunión nos infundió un enorme ánimo participativo y antes de darla por concluida, definimos algunas de las acciones que llevaríamos a cabo como grupo el día de la Protesta.[2]

    Esa misma noche asistí a la cena en casa de Julia Antivilo.

   Fueron días de mucha actividad, de mucho trabajo en colectivo

   De todas y cada una de las reuniones extrajimos material de la esfera privada para trasladar a la esfera pública. Y el eco de las acciones que constituyeron este proyecto aún siguen resonando en las redes.

   Y en la vida de muchas de nosotras.

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Edith y Liliana pintando la “jergarela”. Foto Mirna Roldán.



[1]En base a este concepto, en una de las posteriores reuniones del TAAF se estructuró el trabajo que se llevó a cabo en las redes y que consistió en armar una serie de frases que se difundieron a través de un grupo en Facebook y de un hashtag en twitter, ambos titulados Una maternidad secuestrada es: y en los que se invitó a la gente a participar.

   La idea era completar la frase con alguna problemática relacionada con el tema, por ejemplo: Una maternidad secuestrada es: que muera en una clínica clandestina porque el gobierno o la iglesia no me dejan decidir sobre mi cuerpo.

   Con algunas de las frases que se reunieron se hizo la letanía que coreamos desde X-Teresa hasta la plancha del zócalo, acción con la que inició la Protesta del Día Después.

[2] El día de la acción, la mayoría de las jóvenes llegaron disfrazadas. Ketzal Mariel se vistió de secretaria, Kamila de estudiante de secundaria pública, Zareth llevaba una túnica de las que usa en el templo Krishna, Katerine llegó en “dark style” y Mariana llevaba una máscara. Repartimos preservativos, información sobre métodos anticonceptivos y un poema acerca de lo que una mujer espera de un hombre. También se difundió material de GIRE y de Católicas por el Derecho a Decidir, así como tiras de papel con algunas de las frases de maternidades secuestradas que reunimos en las redes. Ema llevó información sobre salud sexual y reproductiva y sobre asistencia humanizada en embarazo, parto y posparto.

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